El trío con nuestro amigo había ido de maravilla, evidenciado por sus múltiples orgasmos y esos ojos que se iluminaban cada vez que le recordaba el evento sexual.
No dejé de burlarme de ella por el hecho de que no había durado ni 5 minutos antes de dejarse avasallar y entonces la chica había declarado despectivamente «puedo hacerlo morir durante media hora o más sin conseguir nada de él» después de unos minutos se había encontrado dando una mega mamada y dos minutos después estaba continuando la mamada completamente desnuda. Le recordé a Ángela que con esa escena había perdido una apuesta y cuando lo decidiera tendría que pagar una ficha a mi gusto.
A menudo me preguntaba qué tenía en mente pero no le decía nada y mientras trabajaba en estas historias se me ocurría una idea, algo desordenada, de la serie: si pasa bien, si no, que así sea, pero había que crear la oportunidad.
Llega un jueves por la noche, cuando ella está libre del trabajo, aclaro que ella es una de las mejores putas granada que he conocido en mi vida, y le digo que se arregle como yo quiera y que la habría sacado. Alrededor de las 8 de la tarde la recojo, vaya si va arreglada, lleva uno de esos vestidos cortos que me vuelven loca, unas botas altas estilo pirata (perdonadme, no sé el nombre del modelo) y un abrigo corto y ligero, va perfecta.
Entra en el coche y sonríe, ¿qué pasa? Me pregunta, lo que pasa es que estás muy cachonda, le respondo y mientras la beso deslizo una mano entre sus muslos y puedo sentir su inmediata sensación de placer. Vamos dice, ¡pero si siempre piensas en una cosa! Y tú no, respondo yo.
Salimos en dirección a la provincia, no quiero quedarme en la zona, a dónde me llevas, pregunta. Tal vez al cine, y luego saldremos a comer. ¿Te gustaría? Sí, claro, cuando me dijiste que me disfrazara pensé que tenías alguna idea insana habitual. Pienso para mí: «Claro que sí, mi amor :-)».
Aparcamos el coche cerca de un multicine, enseguida me fijo en una película erótica de la que había oído hablar, no es porno pero sí muy atrevida. Pasamos al vestíbulo, hago las entradas y entramos en la pequeña sala. Como esperaba muy poca gente, me fijo en dos tipos sentados bastante al lado y justo en ese momento apagan las luces. Tomo la mano de Ángela y le hago tomar asiento justo al lado de ellos, que se dan la vuelta y parecen decir «todos los asientos están libres y ellos se sientan aquí…».
Ángela se quita el abrigo, hace bastante calor en el cine, la sala está ciertamente caldeada, pero quizás el otoño que acaba de empezar no necesitaba calefacción. La película es buena, muy picante, si no fuera de un director famoso probablemente se consideraría hardcore y veo que los dos chicos se dirigen a nosotros a menudo y hablan. Imagino sus conversaciones: si están sentados aquí, quieren algo. ¿Has visto lo genial que es? Mira esos muslos……
Veo que el chico mayor que está sentado al lado de Ángela empieza a subir la pierna y a buscar el contacto, entonces lentamente empieza a acercar la mano a su muslo, Ángela se retira y entonces él vuelve a empezar. Entonces ella dice: ¿cambiamos de lugar? Esto empieza a molestarme. Digo – Lo sé, mi amor, sabía que no podría resistirse, veamos hasta dónde llega y de todos modos recuerda que tienes un PAYE que pagar.
No se tarda en comprender que está furiosa y que le gustaría levantarse e irse pero, como siempre, le sale ese resorte que quizá no pueda explicar. Mientras tanto, el tipo ha puesto su mano en los muslos que ella había cruzado, la mano pasa por debajo de la falda y Angela me susurra – mira quién quiere ir al grano.
Mi respuesta es más una orden que una respuesta: abre las piernas.